Aparentemente Hokuto es la típica niñita cuica que no tiene más que hacer que reírse de todos y con todos y buscar una manera de que su querido y lindo hermanito caiga rendido a los pies de un guapo y sexy veterinario. Pero créeme, Hokuto es mucho más de lo que crees...

Ella nació como la mayor de dos gemelos hijos del clan Sumeragi, una rica y tradicional familia de Kyoto. Se dice que su madre murió cuando ellos nacieron, y cuando eran muy niños, su padre también falleció. Por ello la anciana líder del clan, Lady Sumeragi (¿quién cresta sabe su nombre de pila? @_@) se vio forzada a educar ella sola a sus dos nietos.

Hokuto no tenía los grandes poderes que su hermano Subaru heredó, por ello la abuela decidió que ella no fuera la líder nº 13 de la familia. Hokuto nunca pareció amargada por ello; es más, para ella fue un alivio. Aún así la Abuela le enseñó artes marciales (ella es mejor peleando mano a mano que Subaru) y hechizos Oumyoujutsu simples para desenvolverse sola en aprietos. Hokuto creció como una niña más abierta y liberal que su reflexivo y tímido hermano, cuidando alegremente de él y su abuela, hasta que los gemelos se cambiaron a Tokyo por el trabajo de Subaru como médium y Oumyjouji (mago espiritual)...

En la estación de Ikebukuro, donde Subaru resolvía un caso, él sufrió un accidente. Quien le salvó fue un veterinario joven y buenmozo: Sakurazuka Seishirou. Él también era Oumyouji, sólo que no usaba sus poderes. Los tres se hicieron pronto inseparables: pero mientras Subaru estaba fascinado con su amigo, Hokuto tenía una que otra sospecha bajo sus sonrisa y sus bromas...

Alguna vez, Hokuto oyó que había un clan de Oumyoujis asesinos, conocidos como los Sakurazukamori (El Grupo asesino Sakurazuka). Quien llevase el apellido Sakurazuka parecía ser destinado a una vida de muerte y desgracia para sí mismo y los demás. Lady Sumeragi también pensaba que su hijo, el padre de los gemelos, fue una de sus víctimas. 

La mayor de los Sumeragis quiso hacerle oídos sordos a esto, pero en un momento, ya no pudo. Seishirou perdió un ojo defendiendo a Subaru de una loca que quiso atacarle con un cuchillo, y Subaru quedó muy traumado. Por ello, él se dio cuenta de que estaba enamorado de Seishirou. Pero él no sólo lo rechazó, sino que le contó algo horroroso...

Hace 6 años, un Subaru de sólo 9 años quiso probar su poder exorcisando un cerezo rosa supuestamente poseído por un espíritu maligno, que era la fuente de fuerza de los Sakurazukamori (bajo suyo estaba enterrados los Sakurazukas muertos, y en él estaban atrapadas las almas de sus víctimas). Un Seishirou de 16 años lo sorprendió viendo cómo mataba a una niña bajo el cerezo; por la ley del clan, él debió matarlo, pero al ver que era un niño chico, prefirió desafiarlo en una apuesta. Si cuando volvieran a encontrarse, Subaru le recordaba y descubría su identidad, él le dejaría vivir. Si no, lo mataría. Como prueba, Seishirou le marcó las manos con pentagramas.

Con su corazón y sus sueños destrozados, Subaru se retrajo en su conciencia. Quiero decir, se ocultó en lo más profundo de sí mismo hasta llegar a la catatonia, sin poder ver, hablar u oír. El dolor era tanto que todo desapareció, quedando sólo la traición de Seishirou.

Hokuto no podía soportarlo. Ella también había querido creer que todo estaba muerto y enterrado, sintiéndose también engañada. Aparte, ella sabía que Seishirou iba a volver para reclamar la vida de Subaru...

Desesperada, Hokuto llegó a una decisión. Ella nunca dejaría a su hermano morir; en vez, de ello, se ofrecería a sí misma en sacrificio. Hokuto tomó el traje de sacerdote de Subaru, se lo puso y se fue a ver a Seishirou, pidiendo a Dios que su hermano se despertar apara enfrentar al Sakurazukamori.

En un prado de cerezos, Hokuto y Seishirou se encontraron. Él reconoció a Hokuto de inmediato, y ella le dijo que aunque no pudiera matar a Seishirou ella misma, sí tenía un hechizo que solamente ella era capaz de ejecutar. Pero cuando lo preparaba... Seishirou la mató.